Nelly Pérez ha dicho que: “Si tenemos en cuenta el género, en los últimos años se han recortado las diferencias entre las personas que practican el deporte. A pesar de esta circunstancia, aún hoy el deporte, desde un punto de vista social tiene un patrón masculino. Estos patrones o esterotipos de comportamiento condicionan la imagen de la mujer en el deporte y la imagen de la propia practicante.
Tal vez el condicionamiento más importante sea el de arrastrar unos modelos de comportamiento que imperan en la filogénesis de la estructura social, hasta el punto de que se dieron casos como el de Abby Hofman, que tuvo que disfrazarse de hombre para poder participar en un torneo de Jockey. Desde el nacimiento del “sport”, estos modelos se rompen en multitud de ocasiones por mujeres, como es el caso de Charlotte Cooper , que fue la primera en obtener una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos. Mujeres como ellas fueron pioneras en sus respectivas modalidades deportivas. La sociedad de su tiempo las identifico como modelos masculinos, considerando, además, que existían deportes vedados a las mujeres o no aptos para ellas.
La mujer comenzó a competir en la modalidad de tenis en los Juegos Olímpicos de Paris en 1990. En los Juegos de San Luis se inicio en tiro con arco y así sucesivamente. Es de referenciar que en los Juegos Olímpicos de Sydney, las mujeres compitieron prácticamente en todas las modalidades deportivas, pero no llegaron a suponer el 40% de los deportistas inscritos.
Si analizamos el número de cargos directivos ocupados por mujeres en la estructura deportiva y sobre todo Olímpica podemos decir que su presencia es mínima.
Para justificar la segregación de género en la composición se emplea, entre otros, argumentos feministas del tipo: si esta no existiese, la mujer nunca destacaría en ningún deporte. Ese silogismo es falso, dado que no es común en todos los deportes. Sirva como ejemplo el caso de la china Zhang Shan que durante los Juegos Olímpicos de Barcelona, en una competición mixta de tiro, ganó la medalla de oro y batió la marca olímpica existente. A pesar de este precedente, en el año 2000, en Sydney se estableció la segregación en la competición, separando por géneros a los deportistas.
En definitiva, vemos como la discriminación contra la mujer en el deporte es un asunto complejo y difícil de abordar pese a los esfuerzos por al igualdad. Pero el deporte femenino ha de desenvolverse igual que el masculino y la mujer debe tener iguales oportunidades en el deporte, en la política o en el mundo científico. El deporte establece beneficios básicos que consisten: en la mejora de la salud, la afición por el ejercicio y la ocupación del tiempo de ocio. Estos beneficios deben potenciarse en todos los seres humanos independientemente de su género. Además, la práctica del deporte es decisiva en la mujer, dado que favorece la fijación de valores como la tenacidad y la competencia, que tan importante son a la hora de tomar posiciones de liderazgo social”.
lunes, 25 de junio de 2007
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